La principal labor de un líder es establecer metas definidas y específicas, con el fin de alcanzar los objetivos comunes. Un buen líder mantiene a su equipo entusiasmado, motivado e informado de las metas alcanzadas, así como las pendientes de alcanzar. Sin embargo, muchas veces es complicado saber transmitir la importancia de cada misión, así como las estrategias a seguir, para ello, un líder debe saber comunicar con liderazgo. Para ello, existen algunas recomendaciones:
Fijar primero una meta “MAS”: Meta Audaz y Superior (MAS) La MAS, es la meta más grande a la que aspira un grupo. Es importante que el equipo la conozca, así como los tiempos y métodos. Si se tiene una fotografía, una frase o una imagen, vale la pena que esté a la vista. De la misma manera, vale la pena inspirar a cada persona a que se fije una meta MAS, de forma tal que tenga bien definido su objetivo.
Fijar varias metas MINI: Medible, Identificable, Natural e Ideal. En este caso, deben de ser metas más pequeñas, a diferentes plazos y que cumplan con estos requisitos:
M edible: Si no lo puedes medir, no lo puedes controlar. Define números, frecuencias, cantidades y tiempos.
I dentificable: La meta debe ser específica: ¿Qué es? ¿Quiénes Intervienen? ¿Cómo se hará?
N atural: La meta no debe incluir fantasías. Debe ser realista y alcanzable.
I deal: La meta debe ser acorde al grupo o persona. Poner metas muy altas produce agotamiento.
Anticipar barreras: Un buen líder debe saber identificar las posibles barreras con las que se encontrará en su camino hacia sus objetivos. Algunas razones son:
Comportamiento: no se toman las acciones necesarias, se tiene miedo al fracaso, no se espera que las metas se puedan alcanzar.
Metas Ajenas: Algunas metas son seguidas por imitación, por imposición o desconocimiento. Vale la pena desecharlas.
Metas no Realistas o excesivas: Metas que son muy difíciles de alcanzar, o demasiadas metas llevan a la confusión o inhabilidad para determinar prioridades.
Si no tenemos un claro conocimiento del lugar a donde vamos, cualquier camino es bueno. Pero cuando se tiene una meta definida, los caminos pueden elegirse, se puede identificar dónde y cuando apretar el paso e incluso, dónde se puede descansar. Se puede saber si se va demasiado aprisa y qué riesgos se pueden correr. Así, vale la pena identificar las metas y transmitirlas a los demás para juntos alcanzar nuestros objetivos en común.
De esta manera, un buen líder debe ser un buen comunicador. Su habilidad para hacer llegar las ideas de forma clara y efectiva es indispensable. Para ello, deberá tener sus esquemas de comunicación perfectamente definidos, así como los canales confiables que le permitan tener a un equipo constantemente motivado y exitoso.